Entre el 27 y el 30 de septiembre se celebraron las XXV Jornadas Internacionales de Patrimonio Industrial INCONA en la Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, cuyo tópico versó sobre el futuro del patrimonio industrial. En el marco de estas jornadas, tuve la oportunidad de presentar la comunicación Noli me tangere, ¡soy de hierro! Emociones, afectos y sensorialidad en los procesos de patrimonialización de la memoria colectiva (pos)industrial.

El abandono de los espacios posindustriales ha sido tradicionalmente entendido desde la pérdida, como un motivo de preocupación social, académica y patrimonial. En su lugar, los Ruin Studies, lejos de reescribir el pasado o proponer un cambio radical en el presente, reflexionan sobre estos parajes sin las connotaciones negativas de partida. ¿Qué lugar ocupan las emociones, los afectos y las sensaciones en los procesos de patrimonialización de la memoria (pos)industrial?

Repensar el pasado industrial, cercano, desde la emocionalidad del presente, nos sitúa en el marco de la nostalgia reflexiva: aquella que explora el potencial narrativo del patrimonio y los paisajes desde los imaginarios culturales y los vínculos entre diferentes temporalidades. El valor patrimonial no es inherente a los objetos o lugares; éstos se utilizan para dar tangibilidad a los valores que sustentan las diferentes comunidades. Más allá de la pretensión de una relación casi exclusivamente retinal entre el espectador y el objeto, del dualismo entre lo real y lo conservado, esta propuesta destaca las implicaciones afectivas del patrimonio desde la significación de las emociones, en el contexto de las sociedades en declive industrial y, como consecuencia, en riesgo de desmemoria.

Con este fin, se contrastan diferentes prácticas patrimoniales y artísticas que exploran el paisaje cultural, a la par que afectivo, de la ruina del trabajo, entendido como espacio de experiencia vinculado a la memoria, la cultura industrial y la lucha obrera. La identificación de las emociones y procesos afectivos ligados a los enclaves industriales desde la noción de posmemoria explora diferentes experiencias de género, pero también generacionales, ligadas a diferentes afectividades, en ocasiones compartidas. Aunque comprendemos sus limitaciones, esta comunicación plantea diferentes incógnitas desde el estado de abandono que no solo tienen en cuenta los imaginarios de futuro, sino, en su misma interrogante, las interrelaciones entre procesos culturales pasados y presentes que afectan a las comunidades posindustriales.